José Francisco Vergara

Edificio José Francisco Vergara

El edificio José Francisco Vergara nació como una torre de once pisos destinados a oficinas, unidades habitacionales y una placa para el uso comercial. Esta característica tan propia de Viña del Mar de la década de 1950, buscó hacer convivir el despegue económico de la ciudad con el aumento progresivo de la población. Ubicado en pleno centro viñamarino, se emplaza en Calle Eduardo Grove, colindante con el sector de plaza Parroquia. Su torre es un punto que marca el crecimiento urbano de la ciudad hacia el norte y a su vez limita con el antiguo límite de la línea férrea que conecta la ciudad puerto con el interior de la región. Actualmente su ubicación es parte esencial del casco histórico de la ciudad, lo que lo hace ser un edificio representativo del crecimiento urbano de Viña como también un punto de referencia en la comuna.

Especificaciones

Habitacional | Comercial | Oficinas | Hotel

Moisés Díaz Neira

José Atucha

1958

El edificio José Francisco Vergara tiene una fuerte vinculación con su entorno. El uso comercial de su planta baja emplazada de manera vertical le permite adaptarse a un punto central del casco histórico, y hoy comercial, de la ciudad. Por su parte, su sentido longitudinal le permite posicionarse a favor del crecimiento urbano experimentado por la ciudad jardín. A lo largo de su historia ha tenido diversos fines, que desde un comienzo eran parte de este edificio, como por ejemplo los locales comerciales. En su origen y hasta 1966 albergó un hotel, entre el tercero y el sexto piso, y baños turcos más una sala de cine en el subterráneos.

 

Su primer piso en doble altura y fachada transparente deja ver los pilares elípticos en la recepción del edificio, reflejando una relevancia como estructura urbana del sector. Su ubicación central y frente a la estación de metro Viña del Mar, lo hace un edificio expuesto a la ciudad y parte esencial del patrimonio arquitectónico.

 

Una característica especial del edificio José Francisco Vergara es que presenta un amplio hall de entrada, herencia de su uso hotelero (1962-1966). El hall y el foyer de acceso reciben luz del poniente por medio de una fachada que cubre su doble altura a través de un amplio ventanal. Cada piso presenta sus propias particularidades. El edificio cuenta con tres ascensores, lo que entrega una ventaja importante a sus residentes y genera puntos de articulación en diferentes pisos. Sin embargo, la característica más destacable de este edificio es la iluminación que recibe gracias a la configuración de los peldaños de las escaleras. Las terminaciones y el revestimiento exteriores de este edificio destacan por un mosaico de distintas tonalidades de azul y blanco.

 

En su interior, la tendencia del color marrón convive con el uso del marfil imperial. Las baldosas hidráulicas para el pavimento junto con un fuljet de piedra lavada generan una atmósfera de contrastes que se manifiesta por la entrada de la luz natural y las cualidades de los materiales. Sumado a lo anterior, existen diversos detalles en madera, bronce e incluso acero pintado en manijas, barandas y soportes. En los pisos superiores, destaca una ornamentación más austera. Finalmente es posible apreciar algunas figuras de bronce con motivos navales.

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